Naturaleza en Gracia
El hecho de que el edificio de La Pedrera de Antoni Gaudí se vislumbre en primer plano a través del ventanal del templete de este ático de Paseo de Gracia en Barcelona, me parece un pretexto perfecto para establecer un diálogo cruzado entre este singular espacio (sin otra utilidad aparente que la contemplación privilegiada), el paisaje de la ciudad y unos objetos dispuestos por mí en primer plano.
La Pedrera y la ciudad al fondo se nos muestran a través de un ventanal con arco de medio punto al fondo de una estancia, cuya disposición obliga a un contemplación estrictamente ortogonal, que reviste a la escena de un cierto carácter clásico, entre ideal e imaginado, o no del todo de este mundo, que encaja bien con mi preferencia por imágenes concebidas como un artificio.
Un icosaedro cuelga del techo con forma de baldaquino invertido cuyas puntas delimitan la composición en primer plano. Sobre la mesa circular, cuatro objetos: una esfera blanca, un pequeño ramo de siemprevivas dentro de un vaso con agua, y dos piezas del diseñador finés Tapio Wirkkala.
El plato Jahresteller de Wirkkala, en primer plano, se inspira en las agrupaciones de cúpulas invertidas que producen las burbujas en una superficie; las siemprevivas, son plantas carnosas de geometría fractal; y el jarrón Ovalis, también de Wirkkala, lleno de piedras de la playa de Altea, junto con la vela blanca y redonda, recogen la luz que entra por el ventanal del fondo y la abertura lateral.
Siempre me ha interesado la arquitectura de los espacios y los objetos bellos y sencillos, así como las relaciones que juntos establecen todos entre sí. Más allá del aspecto sentimental o biográfico de las cosas, me atrae su la esencia material, el contraste entre lo finito de unos objetos y lo perdurable de otros, y, particularmente, cuando utilizo el carbón, el efecto dramatizador que ejerce la luz sobre la materia de todas las cosas.
La escena se dispone en busca de una armonía, solo una de las muchas posibles. El significado de todo ello no termina de revelarse del todo, queda abierto a la interpretación. Miremos pues.